domingo, 18 de marzo de 2012

Murciélagos, animales de la oscuridad.

Los quirópteros o murciélagos son un orden de mamíferos placentarios caracterizados porque sus extremidades superiores se les desarrollan como alas. 
Constituyen uno de los grupos de mamíferos con mayor número de representantes en nuestro planeta. Cerca de mil especies de murciélago han colonizado con éxito islas y desiertos, selvas y ciudades, campos y montañas. Excepto en las regiones polares y unas cuantas islas oceánicas, hay murciélagos en todo el mundo.


Son los únicos mamíferos capaces de volar, se han extendido por casi todo el mundo y han ocupado una gran variedad de nichos ecológicos diferentes. Desempeñan un papel ecológico vital como  polinizadores y también desarrollan un importante papel en la dispersión de semillas; muchas plantas tropicales dependen por completo de los murciélagos .
Tienen las patas anteriores  transformadas en alas y más de la mitad de especies conocidas se orientan y cazan por medio de la ecolocación. Cerca de un 70% de las especies son insectívoras y la mayor parte del resto frugívoras; algunas se alimentan de pequeños vertebrados como ranas, roedores, aves, peces, otros       murciélagos o, como en el caso de los vampiros (subfamilia Desmodontinae), de sangre.
Su tamaño varía desde los 29–33 mm de longitud y 2 g de peso del murciélago moscardón (Craseonycteris thonglongyai), a los más de 1,5 m de longitud y 1,2 Kg de peso del zorro volador filipino (Acerodon jubatus).
 La mayoría de los murciélagos tienen ojos muy pequeños, a veces tan diminutos como la cabeza de un alfiler, capaces solamente de distinguir entre luz y oscuridad, pero incapaces de diferenciar formas o tamaños.
Lo que más llama  la atención de los murciélagos es su peculiar sistema de orientación, basado en la ecolocación, el mismo principio en que se inspiran nuestros sonares: emitiendo sonidos y recogiéndolos después de rebotar en presas y obstáculos, el murciélago es capaz de volar y cazar sin vacilación incluso en la más tenebrosa y negra de las noches.
La ecolocación en los murciélagos consiste en la orientación por medio del eco de los sonidos que previamente emiten los animales. Para poder emitir esos ultrasonidos, los murciélagos disponen de una laringe de fuerte musculatura y de unas cuerdas vocales muy desarrolladas. 


En general, son cuatro los tipos diferentes de sonido que los quirópteros pueden emitir:
  • Los verdaderos ultrasonidos, que, según las especies, son de cadencias y número de impulsos variables, no excediendo en general las ondas ultrasónicas de los dos o tres metros y pudiendo permitir al murciélago la distinción entre una presa viva y un objeto inerte de tamaño semejante;
  • Un grito de atención y alarma, en general, audible por el ser humano, con una frecuencia de unos siete kilociclos.
  • Una especie de ronquido emitido también en situación de alerta.
  • Un suave tric o cric, rápido, de difícil interpretación y prácticamente inaudible por el hombre.
Las alas de los murciélagos son superficies tan finas como el papel, de piel elástica, que van desde la barriga y la espalda hasta las patas y la cola. La piel lleva fibras musculares, conductos sanguíneos y nervios.
El murciélago abre sus alas extendiendo los brazos y los esbeltos huesos de las manos que refuerzan las alas. Durante el vuelo, el murciélago agita sus alas usando sus grandes músculos pectorales. Las alas del murciélago no se mueven simplemente de arriba a abajo. Los dos extremos delanteros de las alas forman una elipse en el aire al bajar hacia la espalda, vuelven hacia delante y se elevan otra vez por encima de la cabeza.
En función de su tamaño, los murciélagos pueden batir sus alas de 12 a 18 veces por segundo. Una vez que ha ganado velocidad mediante el aleteo, el murciélago también puede continuar su vuelo planeando.

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